Las emociones son como globos. A veces los inflamos demasiado; otras, ni siquiera llegamos a distinguir su forma…
pero siempre salen de lo más profundo, de las entrañas.
A veces deseas tanto algo que no conoces pero que aspiras obtener, como si no hubiera un mañana, hasta que sin querer, te acabas alejando cada vez más de ese anhelo… como quien ansía la paz e entorno violento
El problema principal de los globos es cuando no sabes hasta dónde soplar para que no explote, como no sabes cómo obtener ese equilibrio, vives bajo lo conocido, por más que nunca lo eligieras.
Una cosa es cierta. Los globos explotan. Y cuanto más te esfuerces en reprimir esa realidad más globos te explotan en la cara.
Y cuando te estallan una y otra vez, y no eres capaz de contenerlos es cuando empiezas a creer en Dios y hasta en Adán y Eva, si me apuras.
Las emociones son como globos pero los globos no esperan. Estallan, se rompen o ni siquiera llegan a convertirse en globos.
Porque su tamaño es directamente proporcional a la actitud de quien lo infla.
Lo cierto es que » inflando globos » se aprende a controlar la intensidad. Es inevitable.
Y no conozco a nadie ( de carne y hueso ) que haya creado » sonoros » globos sin haber hecho estallar unos cuantos por el camino.
No hay globo defectuoso sino emoción mal dirigida.
No existe emoción mal dirigida sino mal entendida.
¿ Y tú… comprendes tus emociones o solo explotas » globos «, así al azar ?.
Imagen de Fotograflarla Dünya.
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