Conciencia tu marca

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Cuando un producto ha sido capaz de sobrevivir durante más de 25 años en un sector maduro es porque realmente se trata de un buen producto.

Pero si en los últimos ejercicios viene sufriendo una estrepitosa caída en sus ventas, seguramente exigirá un análisis exhaustivo de su estrategia comercial; sobre todo en torno a las personas.

Habrá que determinar qué factores han provocado esa situación para corregir todas aquellas desviaciones que alejan a la empresa de sus objetivos.

La crisis no solo es un problema estructural que afecta a pequeñas y medianas empresas, en fases de lanzamiento o desarrollo. Estamos asistiendo a la quiebra de grandes enseñas con trayectorias ejemplares y cuesta entender qué les motiva a poner fin a su actividad.

Muchas veces son pequeños errores que sostenidos en el tiempo, se convierten en un lastre difícil de soltar.

De la misma manera que el producto se va adaptando a las nuevas necesidades y retos de un mercado cada vez más competitivo, es lógico pensar que el equipo humano también aprenda nuevos recursos eficaces, para afrontar el día a día.

Muchas veces el error subyace en la falsa creencia de » si fui capaz de venderlo en el pasado, seré capaz de venderlo en el futuro «. Como si la larga trayectoria fuera garantía de éxito. Un error que no permite avanzar hacia nuevas técnicas de venta; un error que conlleva al estancamiento.

Muchas veces el freno más grande en una organización es su veteranía.
Resulta mucho más fácil enseñar a jóvenes sin experiencia que a los profesionales más veteranos.

La formación continua es fundamental a la hora de vender, pero ¿ cómo explicar a alguien que lleva 20 años en la empresa, que sus técnicas » ya no funcionan » ? ¿ cómo convencerle de que siga las pautas que le marca alguien más joven e inexperto que él ?.
Es muy complicado llegar a la conclusión de que » lo mismo que un día nos hizo vender, nos esté llevando a la ruina «.

Al final los mayores frenos están en la mente de cada uno. Tomar conciencia de que algo no funciona es el primer paso hacia el cambio.

Seguro que con la motivación adecuada, la profesionalidad y el saber hacer de los más veteranos vuelve a renacer con más fuerza que nunca, en medio de un mercado cada vez más exigente, y demuestra que para vender hay que reaprender primero, que » para sanar tiene que doler primero «.

Tú decides. ¿ Soltando lastre ?.

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Daniel de Wishlet.

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¿ Te dejas etiquetar ?

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A menudo los departamentos de marketing se obsesionan en buscar sofisticadas etiquetas con el fin de segmentar a su target.
Tanto que se olvidan de que » las etiquetas son lo contrario de la vida «.

Las etiquetas limitan, enturbian y no permiten ver más allá.
Es un sistema muy mudo que contribuye a borrar de las fotos al usuario. Un sistema que no permite dialogar con el cliente cómplice en el proceso, sino que prefiere enfocar el objetivo a su manera.

Pero el proceso de segmentación siempre complejo está lleno de renuncias. Porque cambian las necesidades de las personas y no hay forma de mantenerse integrado y fiel al consumidor, sin una voluntad firme de reconvertir las cosas.

Ya no basta con poner apellidos a todos; no basta con ofrecer soluciones observadas que funcionan.
Además es necesario introducir algo nuevo, echando algo nuevo al río.

Las estrategias pasivas en marketing carecen de sentido como carecen las sobre etiquetas.

Una correcta segmentación es clave a la hora de diseñar estrategias efectivas. Cuanto más versátil sea la manera de diferenciar consumidores, más posibilidades habrá de detectar nuevas necesidades y traducirlas en soluciones.

De lo contrario, el proceso se puede convertir en un harakiri controlado que no favorece en nada a la empresa… y menos aún al consumidor.

Porque hay muchas formas de diferenciarse.

¿ Cuál es la tuya ?.

Conozco a pequeños empresarios que en sus inicios sufrieron en carne propia, las consecuencias más férreas de la mal llamada » envidia «.

Empezaron de a poco, como se empiezan las grandes ideas.
De a poco… alquilaban un pequeño local en la frontera francesa; de a poco… lograban pagarlo; de a poco hacían lo que podían…

Mientras tanto los vecinos más veteranos se divertían ocupando si valioso tiempo en elaborar sofisticadas » porras » poniendo fecha de caducidad al nuevo inquilino osado.
El paisaje lo conformaban desde pesimistas de lo más variopinto que auguraban días, semanas…
hasta los más audaces optimistas que le daban apenas unos meses de existencia: » hasta que llegue el Señor Invierno » aseveraban orgullosos.

Y así, como la estación azul de los niños que diría algún entendido en literatura infantil, por mucho tiempo, aquellos pequeños » gladiadores » fueron todo lo que buenamente pudieron, haciendo de cada cliente la mejor inversión.

Pasaron los años y aquellos pequeños emprendedores, casi son darse cuenta, se habían hecho con una suculenta cartera digna del propio Tío Gilito.

Y con el tiempo, aquellos pobres ilusos que antaño fueron todo lo que pudieron pasaron, no sin poco esfuerzo «, a ser todo lo que querían.

¿ Por qué ?. Porque no hay etiqueta posible para quien hace de cada crisis la mejor oportunidad.

Yo también durante algún tiempo fui todo lo que pude… pero hoy puedo asegurar que soy todo lo que quiero.

¿ Te dejas etiquetar ?. Como dirían en » Contando Cuentos » de Radio 5… os dejo escuchando y con la fantasía volando.

Tú decides. ¿ Hasta cuándo ?.

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