Siempre he pensado y pienso, que las cosas son mucho más fáciles de lo que aparentan.
En el trabajo muchas veces, el propio trabajo te enseña cómo hay que hacerlo.
En el amor cuanto mas drama… mas complicación… menos amor.
En la religión cuantas mas interpretaciones mas » delírium tremend «.
En marketing menos es más.
En publicidad nada como un mensaje claro y conciso.
En el lenguaje cuantos mas edulcorantes… mas eufemismos… menos autenticidad.
En la sociedad cuantas mas etiquetas mas límites y menor desarrollo.
En política transparencia es igual a cero.
La creatividad es como la comunicación.
Hablamos de capacidades inherentes al ser humano, que nos acompañan casi desde la cuna, en mayor o menor medida, pero que siempre están ahí.
El problema de la creatividad estriba en la educación.
Venimos recibiendo desde tiempos inmemoriales mensajes que atentan contra cualquier forma de creatividad
Cada vez que te muestras tal y como eres… aparecen cual Espítitu Santo voces que te recuerdan que » te sales del tiesto «, y que no dudan en devolverte a tu maceta original, con la rapidez misma con la que se juzga a una mujer, en un país en el que:
ser creativo es peor que ser corrupto.
Y no se trata de una cuestión de cobardía o ausencia de personalidad sino de una legitimidad absoluta de quien ejerce ese poder sobre nosotros.
No te confundas. Uno no deja de ilusionarse, emprender o dar rienda suelta a su genuina creatividad porque el vecino del quinto se lo haya hecho llegar…
ni siquiera por falta de compromiso.
Me da mucha pena observar cómo se capa, coarta, limita, vulnera, atenta o se prohíbe cualquier posibilidad de cambio, creatividad o inteligencia que, por otro lado, es parte fundamental de cualquier sociedad del desarrollo.
En una sociedad que castiga la cultura la creatividad se erige como el enemigo a batir.
Con lo simple que es vivir y dejar vivir.
¿ Y tú… dejas » asomar » tu creatividad ?.
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