Puedo asegurar con el éxito rotundo de » león come gamba «, que el dolor siempre es un buen maestro, pero al mismo tiempo, es un mal pedagogo.
El dolor es como el Derecho. Cuando aprendemos la lección, casi siempre, la experiencia ya ha tenido lugar.
Cuando alguien comete un delito por segunda vez, no significa que no haya aprendido, sino más bien, que aprehendió a tropezar repetidas veces.
Dolor es a paradoja lo mismo que paradoja es a educación.
Vivir y Aprender son directamente proporcionales.
Cuando son inversamente proporcionales, no te confundas, entonces es que no has vivido… ni siquiera has » malvivido «.
Crisis es a Enseñanza lo que calamidad a dolor.
Aprender no es automático. Uno aprende en función de cuánto esté dispuesto a aprender.
La ausencia de dolor es igual a la indiferencia.
Para que me entiendas. El dolor es como el Derecho Romano ( para el verano ), jaja.
Sirve para lo que sirve… para aprender; pero si » aprendes » mucho con dolor, te agobias y hasta dejas de aprender.
El dolor es el vástago de Hades y el Padre de » lagrimus «, hijastro de » frustratio «.
El dolor no se elige, pero tú eliges cuánto sufrir de dolor.
El dolor destruye tu belleza natural, ya sea exterior o interior, reduciéndola a cenizas…
y las cenizas no se arreglan… como no se arregla el dolor… ni vuelve la belleza.
¿ Y tú… compartes el dolor o permites que siga danzando su » aquelarre » particular ?.
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