Hay cosas que permanecen inalterables pese a la irrupción de las nuevas tecnologías en nuestro día a día.
El boca-oreja es una de ellas. Es el arma de doble filo más poderoso que existe.
Dime cómo hablas de los demás y te diré que tu autoestima es proporcional.
En marketing el boca-oreja es la mejor carta de presentación.
Ahí va impreso nuestro ADN particular, tanto en el medio digital como en la cercanía del tu a tú.
Pero, entonces ¿ por qué es tan fácil desprestigiar a un profesional del medio, desvirtuando sus mensajes ?.
¿ Te acuerdas del teléfono estropeado… roto… descolgado ?, aquel que utilizábamos de infantes para disfrutar a » carcajada limpia » de las burradas que soltábamos al final…
pues esto mismo sucede cuando se trata de opinar acerca de personas.
La experiencia me demuestra que quien más cerca está de ti es quien más llega a desvirtuar tu imagen, ya sea profesional o personal.
Por eso el prototipo de profesional ha cambiado tanto este último tiempo.
Tanto es así que ya nadie desea contratar buenas personas.
¿ Por qué ?. La confianza era verde y el burro se la comió.
La confianza ha visto rodar hasta el Imperio más poderoso.
¿ Te das cuenta de que casi siempre son las faldas y el exceso de confianza… los encargados de » destapar » las mayores tramas de corrupción, también en nuestro país ?.
Por eso, el perfil de elección en los tiempos que corren es el que aúna un buen profesional y no una buena persona… porque así existirá siempre un justo déficit de confianza que te obligará a mantenerte alerta.
En fin, que así son las cosas y así se las hemos contado.
Mientras tanto, siempre quedará algún ilus@, que presa del pasado, continúa convencido de que mejor haber confiado y perdido que nunca haber confiado.
¿ Y tú… eres devoto al boca-oreja?
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