¿ Te has parado alguna vez a pensar cómo nos tratamos entre adultos ?.
Si, por ejemplo: entras en una tienda de antigüedades cuando acaban de fregar el suelo o rompes por casualidad, una botella de licor de piruleta en el súper…
en ambos casos, te dibujarán la mejor de sus sonrisas sin escatimar en la forma, haciéndote sentir mejor, y demostrando con la rotundidad misma de Anthony Quinn, que la educación entre adultos es casi una cuestión de Estado.
Hasta aquí parece que estoy lejos de encontrar » la novena llave «, más bien me muevo entre » puertas giratorias » dominadas por adultos conscientes, capaces de regenerar España y parte del mundo.
Entonces estaré en situación de utilizar un lenguaje claro y preciso, libre de edulcorantes y a salvo de los pluriempleados eufemismos.
La verdad es que me quitas un peso de encima porque resulta jartible, esto de estar pendiente de » herir sensibilidades «, como si de cobayas de laboratorio se tratara.
Y en ese peregrinar de sinceridad se me ocurre como quien se queda ensimismado en el alféizar de su ventana, viendo llover…
¿ por qué no correspondemos ese trato respetuoso a nuestros niños ?.
Si muchos padres trataran a sus propios hijos con LA MITAD de respeto con que se dirigen hacia otros adultos… otro gallo nos cantaría.
Se nos llena la boca hablando de los progresos en cuanto a género, mayores, dependientes…
¿ hay alguien más dependiente que un niño ?.
Entonces, ¿ por qué no predicar con el ejemplo ?.
En fin. Que de incongruencias está lleno el ser humano y de aparencias se vive, porque lo que es la realidad se desdibuja bastante, la verdad.
No le confundas, que no lo soporta todo.
Cada invasión perfora profundamente su alma, llegando a sustituir la realidad por tu percepción.
Él siempre pensará que es por su culpa… ¿ no te parece suficiente lastre, para una vida inocente, que ni siquiera te eligió ? que la de cargar tus frustraciones internas sin trampa ni cartón.
Piénsalo. Es el diamante en bruto, al que tú decides cómo pulir, pero nunca olvides en el camino, las cosas que le haces sentir.
Imagen de Black and white for the pleasure of eyes.
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