Como marketiniana son muchas las webinar, tutoriales y demás soluciones tecnológicas que enseñan cómo usar WhatsApp para los negocios.
Mi pequeño cerebro está saturado de este tipo de publicaciones que no hacen si no acrecentar mi rechazo de forma progresiva.
A ver. Te recuerdo que existía el marketing antes de la » gloriosa » aplicación. Y que no funcionaba nada mal, dicho sea de paso.
Puedo entender y entiendo que los incontables expertos en redes aboguen por este tipo de aplicaciones porque forma parte de su éxito profesional pero, debo pertenecer a esa corriente casi extinguida de » ornitorrinco » que concibe el marketing como una herramienta más, dentro una estrategia mucho más amplia ( afortunadamente ), cuyo éxito radica en el marketing directo. Tal y como rezaba el gran David Ogilvy.
Si. Puedes saturar a tus clientes bombardeando sus oídos y hasta regalándoles las narices ( si las narices ), con ingeniosos mensajes dignos del copywritter de moda.
Pero ¿ sabes qué ?. También puedes » sabotear « el posicionamiento de tu marca, a la velocidad del conductor con más kilómetros de Top Gear.
¿ Qué tengo que hacer para convencerte ( antes de que sea demasiado tarde ) de que en este mundo de la mercadotecnia menos es más ?.
Rescata la reunión de toda la vida, los aplausos de motivación… el apretón de manos ( casi interminable )… y deja la creatividad para cuando realmente la necesites.
Lo único que consigues apostando por WhatsApp como tu » gran aliado » es entorpecer los flujos de información de tu empresa, fomentar » grupos espontáneos » que se pueden convertir con el tiempo en tu peor enemigo, y en definitiva, ceder el control de tu marca, en aras de conseguir beneficios a corto plazo, que en el largo pueden llegar a ser pérdidas.
El marketing no lo aguanta todo.
WhatsApp no es Dios.
Tus clientes no son buzones con ojos.
SATURAR NUNCA ES OPCIÓN.
Tú decides. ¿ Ir de la mano con la tecnología o dejarte arrastrar por ella ?.
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