Tenemos la idea preconcebida de que el pájaro es un animal libre.
Cuando me acerco a admirar las olas, no puedo evitar quedar absorta viendo cómo los pájaros vienen y van.
Siempre hay uno que » me enamora » más que los demás.
Ya sea porque cojea, o se le ve más torpe… simplemente capta mi atención.
Me puedo quedar horas mirando… y compartiendo mi bocadillo con él.
A veces pienso porqué no sigue a los suyos; porqué se queda solo pudiendo elegir volar.
Pero me acuerdo de que quizás pueda estar cansad@ de ver, conocer, explorar… y nunca parar.
No cesamos en buscar emociones fuertes.
Cualquier cosa con tal de volar;
trescientos euros por un salto.
El salto a la felicidad.
Si pudieras volar
¿ adonde irías ?.
No me lo digas
solo visualiza.. no hace falta mas.
Seguro que es un lugar
en el que te sientes segur@;
un lugar que te hace vibrar.
Ya sea a tres metros sobre el cielo
o al nivel del mar;
no importa el tiempo que tardes
lo importante es que sueñes con llegar.
Este mensaje me ha calado hondo
me ha hecho pensar… hasta de mas.
Llega en un momento complicado
justo cuando tiene que llegar.
Y es que… si hoy fuera ése pájaro
no sé adonde acudiría para emigrar;
porque no conozco lugar seguro,
ni siquiera un hogar en el que poder refugiar.
Honestamente
trataría de retomar el vuelo
una y otra vez,
con muchas ganas; mucho esfuerzo
sin rendirme; sin ceder.
Pero al final volvería al punto de partida.
Donde todo empezó una vez;
y tras agradecer los buenos momentos
recogería mi nido, el que me vio nacer.
Para emprender un último viaje
y seguir volando… hasta el amanecer.
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