¿ Y si… ?

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Hoy, en concreto hace un rato, se puede decir que he descubierto mundo. Y no me estoy refiriendo al hallazgo de navarricos en Marte; ni siquiera a las últimas pseudo-promesas electorales.

Es que me he puesto a hurgar sobre las características de los de mi especie, osease, los de mi generación.

Y no os podéis imaginar cómo he llorado. Eso si, no me preguntéis todavía si por pena o de alegría, porque el » suceso » está todavía muy fresco, casi tanto como la capa de nieve que asola desde el balcón.

Llámame ignorante si quieres. No te culpo. Pero siempre he pensado, que la nuestra era una generación perdida. Tanto que aún no nos hemos encontrado, y dudo mucho, a estas alturas, que lo vayamos a hacer en algún momento de nuestra » gloriosa » existencia.

Pero no señor. Resulta que somos la generación Y.

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¡ Qué bien ! he pensado. Como la Y vasca, toda una genial red de comunicación eficaz, como la Y de Ybarra, anda que no ha dado vida a mis potajes desde que tengo uso de razón

pero no acaba ahí la historia. No contentos con etiquetarnos con la dichosa Y ( griega ), y no pienso caer en el envenenado juego de las comparaciones, resulta que no dudan en colgarnos » cartelitos » como en parvulitos, ¿ te acuerdas ?.

Y en esa larga lista de lindezas, me ha llamado ligeramente la atención, que se refieren a nosotros, como los » Millenn

ials « o la generación del Milenio ). Flipa pepinos.

Ya puestos a indagar a fondo, he observado como tu emoticono favorito, ya sabes, ése que tiene los ojos como platos, como poco ( de postre ), que a los nacidos al principio de la mencionada Generación ( Y ) también se les denomina Generación MTV. Me niego a dar más explicaciones a este respecto.

Ya nos habían encasquetado el » infumable » Peter Pan, con la consecuente transición desde la infancia a la edad adulta. Pero se ve que no vieron » Los juegos del hambre en llamas «, y en vez de buscar soluciones realistas, ocupan su ( valioso ) tiempo metiéndonos en sacos, juas juas… y no diré de qué.

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El caso es que no me voy a meter con los prestigiosos sociólogos, historiadores y demás eminencias, que se han encargado de describir, cual » narrador omnipotente » a los míos ( y a los tuyos ).

Más bien trataré de dar la mejor versión de mí, como siempre hago ( tú no me hagas caso ), y dar mi humilde punto de vista.

¡ Que suenen los tambores ! quien dice tambores… dice palos de madera golpeando la sartén ( aceptamos utensilios de cocina ) para ambientar la entrada.

Pienso que tienen parte de razón en sus aseveraciones.
Por ejemplo ( esto siempre ilustra mucho ). Es cierto que postergamos nuestra independencia ( en general ); que nuestro instinto maternal se retrasa hasta límites insospechados… que hemos perdido el espíritu obrero de 1.789.

Pero te recuerdo que no vivimos en » La France «.
Que nuestros ancestros lo hacían todo » antes » y » mejor «, y de eso no me quepa la menor duda.

Pero, seamos realistas. Correr en la vida no significa hacer las cosas bien. Es solo una manera diferente de pensar… y de vivir.

Seguramente, si muchos de nosotros hubiéramos seguido la tradición familiar cual » cuco «, hoy estaríamos rodeados de » pequeños granujas «, muertos de hambre… y pidiendo en televisión.

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¿ Sabes qué ?. Hay algo que me hace sentir orgullosa de los de mi generación. No pienses que hay muchas más.

Pero creo que estamos tratando de vivir de otra manera, igual de respetable que cualquier otra, porque lo que más tememos es repetir patrones heredados.
Y en eso, amig@ mío, no me queda más que quitarme el sombrero.

Porque renunciamos, tal vez, a demasiadas cosas, con tal de no sufrir, ni hacer sufrir a los demás… sin percatarnos de que en el camino, estamos renunciando a nuestra propia libertad.

Pero no te confundas. No es por capricho. Ni siquiera por resignación. Es porque » tenemos lo que queremos «, ( y no me refiero a mi generación ) sino a todos los que durante demasiado tiempo, hemos contribuido a mantener y masticar, las migajas que cual Maná nos han llovido a cuenta gotas desde el poder; las sombras de la corrupción.

Yo no reniego de ser Campanilla, con todo lo que eso significa. Pero sé que no debo nada a nadie. Creo que las posibles cuentas quedaron saldadas desde que tengo uso de razón.

Con trabajo, con cariñointento siempre superarme día a día: sin frenos… con todo el dolor.

Bueno, y sin más dilación, añado una última reflexión.

( Y ) si… la generación i griega hubiera repetido el mismo patrón anterior. ¿ Alguien me podría decir que sería de nosotros hoy ?.

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