Toc-toc. ¿ Hola ? ¡ holaaa !… ¿ hay alguien ?.
Ah, estás ahí… no te veía.
Te invito a que tomes asiento en tu recién estrenado sofá ( a ser posible ) y que te dejes abrazar por mi manta preferida ( ya sabes, la negra ) la más gorda… esa que siempre » te robaba » aprovechando tus ausencias… upsss, creo que ya la he vuelto a liar.
Voy a contarte una historia. Pero no pienses que es otra de mis locuras literarias.
Es tu historia ( y la mía ).
Empieza con el aterrizaje de la » nany « en tierras navarras… ya sabes, donde la » chistorra « más rica del mundo; donde Heminguay pintaba de color unos » singulares » San Fermines «, hoy conocidos en el mundo entero… pero, sobre todo, donde una » pelirroja « que conozco… inició sus andanzas hace un porrón de años… bueno, no tantos.
Tantos como tiene la gloriosa Constitución; alguno más que el último archiconocido 3+2.
En fin… que conocí a una » petite rouge « de las de casta, un gütterman fuerte y esmerado, casi tanto como el » camión » de Joxe… o más.
Y reconozco que nunca hizo falta poner la tele desde entonces… ni siquiera salir al balcón.
¿ Sabes por qué ?. Porque tenía el circo en casa, cada tarde… gratis, y sin reservar con antelación.
Pero no pienses que se estrenaba un circo cualquiera, era el » Circo del Sol «, sólo digno de los mejores artistas; de los más creativos… digno de quien además de ingenio… desplegaba una vis cómica increíble, capaz de arrebatar sonoras » carcajadas « hasta al más » avinagrado » de los mortales.
Unas cuantas sillas, ni más ni menos.
Atrun kixck-kixck… y despegábamos » a todo gas «.
No había » semáforo » ni » Stop», capaz de frenar nuestro viaje; no había ningún » radar «.
Tú siempre pilotabas… yo me agarraba desde atrás. Porque no quería perderme ningún viaje; siempre contigo hasta donde me quisieras llevar.
A veces tenías que viajar sola, pero no te quería dejar marchar… y me agarraba con fuerza, en pleno vuelo… hasta que frenabas de golpe… y tenía que bajar.
Entonces te » admiraba « desde una esquina… y no paraba de reír y hasta soñar.
Han pasado unos años desde entonces… pero yo te sigo por detrás. A veces » me escondo » entre las nubes, otras » me camuflo » cual Avatar.
Siempre sigo tus pasos, a » zancadas » o » de puntillas «.
Desde cerca o a mil kilómetros… a tres metros sobre el cielo… o tan cerca que te puedo tocar.
Siempre » gritando en silencio « contigo, aunque no me puedas ver.
Porque no quiero » influir « en tu ritmo de vuelo; me conformo con » asomar la cabeza « y sentir tu vuelo crecer…
porque así, siguiendo tus huellas en el aire, respiro feliz de ser tu hermana pequeña.
Porque » la nany «… pase lo que pase… nunca te dejará de querer.
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