Una de las cosas que más me llamó la atención cuando empecé a trabajar por primera vez fue el miedo inmenso de las personas a ser rechazadas.
Quizás desde la óptica de una » quinceañera «, curiosa de la vida y sus pormenores, todo se magnifica inevitablemente y se convierte en un improvisado » Gran Hermano «.
Al principio le echaba la culpa a la » cultura francesa «. Me decía a mi misma que tanto leer » Le petit Nicolas « en el liceo había acabado provocando secuelas importantes en la personalidad de los simpáticos galos.
Tras un largo período de transición ( no sin haber padecido en primera persona las » pedradas » de más de uno… y de dos ) concluí que: el miedo a ser rechazad@ no era un veto exclusivo de la República… porque el día que iban vecinos o amig@s navarros, los decibelios se disparaban a la velocidad del rayo, osea se, tan rápido como salía disparada de casa al trabajo, siempre » just in time «
Al cabo de los años… descubrí que aquel comportamiento de antaño, lejos de desvanecerse, iba » in creciendo » así como el número de vástagos de Julio Iglesias ( no así como mi cuenta corriente ).
A mayor edad… mayores eran los esfuerzos de las personas por seguir » pareciendo « interesantes, » guays «… sin percatarse en el camino de que no sólo alimentaban su ego sino también un » hambriento » sentido del ridículo.
En realidad… ya entonces me parecía triste el hecho de que alguien ( quien sea ) tuviera que actuar de forma que agrade a los demás.
¿ Sabes por qué ?. Porque es una traición en toda regla a ti mism@.
Dime cuán profundo eres y te diré que tus complejos son proporcionales.
Captaba a la legua al que era antipático y al que » se esforzaba » en parecer simpático… y ¿ sabes qué ?, el primero tenía su atractivo… el segundo también tenía su punto ( hipócrita ).
He visto hacer cosas ridículas para » aparentar « pero ninguna de ellas funciona… porque cuando se trata de ti, la mentira no puede imperar.
Observarles desde fuera me enseñó a conocerme mejor… y es el mejor aprendizaje para no proyectar.
Pero no te confundas. Sabes que alguien está proyectando cuando hace justamente aquello que critica.
Quien me conoce de aquellos años sabrá que mi sonrisa profident no era fruto de una » sobredosis » de Pharmaton, ni siquiera era el resultado de haber fumado » lacasitos de colores «.
Era más bien una » técnica de venta « perfeccionada con el tiempo… sincera, a veces… otras proyectada…
casi inconscientemente fui dirigiendo mi radar más empático hacia los » personajes » más antipáticos, duros o callados… porque sabía que tras esa férrea coraza… había una interesante personalidad.
Con sus luces y sus sombras; con las que se esmeraban en esconder… hasta con las que florecían de forma espontánea… así desde la » clandestinidad «.
Cada parte diferente les hacía genuinos, y no necesitaban » aparentar «… porque ya brillaban con luz propia.
Jaja. Hoy me sigo acordando ( con cariño ) de cada uno de ellos.
Muchas veces me pregunto… ¿ cómo les irá ? ¿ habrán seguido » encajando » cual pieza de LEGO o habrán decidido » madurar « ?.
Me encantaría verles… sentirles de nuevo, sin máscaras, » de tú a tú «… nada de » sourire comerciale «, y dejarme perder en su mirada, sus proyecciones… o lo que sea que » quieran aparentar «.
Porque ahora sabré reconocerlo, olerlo y hasta tomar distancia… con naturalidad.
¿ Sabes por qué ?. Porque no temo » caer mal «… ni siquiera tengo » nada que demostrar «.
Si acaso… alguno pregunta: ¿ dónde quedó la rubita de antaño ? le diré que nunca ha dejado de estar…
que está » acurrucada » en la misma burbuja… sólo que ahora ha cambiado su forma de mirar.
Tú decides. ¿ Ser o aparentar ?.
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