¿ Te dejas etiquetar ?

Estándar

A menudo los departamentos de marketing se obsesionan en buscar sofisticadas etiquetas con el fin de segmentar a su target.
Tanto que se olvidan de que » las etiquetas son lo contrario de la vida «.

Las etiquetas limitan, enturbian y no permiten ver más allá.
Es un sistema muy mudo que contribuye a borrar de las fotos al usuario. Un sistema que no permite dialogar con el cliente cómplice en el proceso, sino que prefiere enfocar el objetivo a su manera.

Pero el proceso de segmentación siempre complejo está lleno de renuncias. Porque cambian las necesidades de las personas y no hay forma de mantenerse integrado y fiel al consumidor, sin una voluntad firme de reconvertir las cosas.

Ya no basta con poner apellidos a todos; no basta con ofrecer soluciones observadas que funcionan.
Además es necesario introducir algo nuevo, echando algo nuevo al río.

Las estrategias pasivas en marketing carecen de sentido como carecen las sobre etiquetas.

Una correcta segmentación es clave a la hora de diseñar estrategias efectivas. Cuanto más versátil sea la manera de diferenciar consumidores, más posibilidades habrá de detectar nuevas necesidades y traducirlas en soluciones.

De lo contrario, el proceso se puede convertir en un harakiri controlado que no favorece en nada a la empresa… y menos aún al consumidor.

Porque hay muchas formas de diferenciarse.

¿ Cuál es la tuya ?.

Conozco a pequeños empresarios que en sus inicios sufrieron en carne propia, las consecuencias más férreas de la mal llamada » envidia «.

Empezaron de a poco, como se empiezan las grandes ideas.
De a poco… alquilaban un pequeño local en la frontera francesa; de a poco… lograban pagarlo; de a poco hacían lo que podían…

Mientras tanto los vecinos más veteranos se divertían ocupando si valioso tiempo en elaborar sofisticadas » porras » poniendo fecha de caducidad al nuevo inquilino osado.
El paisaje lo conformaban desde pesimistas de lo más variopinto que auguraban días, semanas…
hasta los más audaces optimistas que le daban apenas unos meses de existencia: » hasta que llegue el Señor Invierno » aseveraban orgullosos.

Y así, como la estación azul de los niños que diría algún entendido en literatura infantil, por mucho tiempo, aquellos pequeños » gladiadores » fueron todo lo que buenamente pudieron, haciendo de cada cliente la mejor inversión.

Pasaron los años y aquellos pequeños emprendedores, casi son darse cuenta, se habían hecho con una suculenta cartera digna del propio Tío Gilito.

Y con el tiempo, aquellos pobres ilusos que antaño fueron todo lo que pudieron pasaron, no sin poco esfuerzo «, a ser todo lo que querían.

¿ Por qué ?. Porque no hay etiqueta posible para quien hace de cada crisis la mejor oportunidad.

Yo también durante algún tiempo fui todo lo que pude… pero hoy puedo asegurar que soy todo lo que quiero.

¿ Te dejas etiquetar ?. Como dirían en » Contando Cuentos » de Radio 5… os dejo escuchando y con la fantasía volando.

Tú decides. ¿ Hasta cuándo ?.

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