Construimos la vida como artesanos del destino.
Primero nos amoldamos al tipo de arquitectura que nos es dado desde nuestro núcleo más vital.
Después, pasamos a imitar ese tipo de arquitectura de la forma más fiel posible, hasta que nos damos cuenta de que somos capaces de construir nuestras propias formas.
La arquitectura de la empresa, obliga a trabajar cada día, con multitud de formas y objetos diferentes para generar valor.
Pero la calidad de los materiales que utilizamos en esa difícil construcción, dependerá del bagaje y experiencia personal.
Porque para construir, hay primero que aprender. Y para aprender, a veces, es necesario desaprender.
Para construir marca hay que estar dispuesto a deshacerse de todo lo que no ayuda; soltar lastre, y no cometer los mismos errores, una y otra vez.
Aprender de ellos es siempre el primer paso.
Dime cómo cuidas tu marca y te diré quién eres.
Hay veces que al conocer determinada marca, siento que si la naturaleza fuese realmente sabia, algunos profesionales habrían nacido estériles.
Hay muchas formas de gestionar una marca pero no todas resultan igual de eficientes.
Mientras algunas se esfuerzan en potenciar las posibilidades de los productos, otros no dudan en anularlos, convirtiéndolos en copias de si mismos.
Hay empresarios que enferman sus propios productos. Su único estilo de liderazgo consiste en criticar al eslabón más débil de la cadena, al producto de menor margen, mientras que los refuerzos que le dedica son siempre mínimos y sesgados.
Un mal líder niega el refuerzo y generaliza la crítica, y lo hace como norma.
Lo hace aunque ello signifique atentar contra la estabilidad de sus productos.
En realidad, no hace otra cosa que reflejar sus carencias solapadas en la marca, convirtiendo a ésta, en depósito inquebrantable de frustraciones.
Suele alternar una mínima atención a la crítica constante, siempre devastadora y persistente, en un perverso cóctel letal.
Pero mientras no pierda oportunidad de echar la culpa fuera, seguirá tapando sus profundas deficiencias profesionales.
Porque a mayor veteranía, menor probabilidad hacia el cambio.
Porque disfraza la crítica en nombre de la profesionalidad y el » saber hacer «.
Porque siempre da cinco de cal y una de arena.
Y porque la situación se perpetúa en el tiempo, hasta que desaparece la marca o hasta que encuentra otra en la que fijar todas sus faltas.
¿ Y por qué ocurre ?
Porque simplemente » hay quienes pasan por el bosque y sólo ven leña para el fuego «.
Tú decides. ¿ Cómo quieres educar tu marca ?.
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